martes, 6 de marzo de 2007

El infierno mas frío


Si yo pudiera hacer de las desilusiones un recreo no tan amargo... y no volcar mi cuerpo hacia el mismo lugar...
Y escucho hablar y decir, que saben, que piensan, que sienten, y también me oigo aunque ni siquiera estoy aquí.
Ay... la venda de lo inevitable cerrándome los ojos, ojala pudiera no revolcarme en la tristeza, ojala pudiera no mezclarme con el olvido.
Retumban en mi los ecos de las flechas que tiré ayer, golpean y se van como olas inquietas, olas que arrastran espuma hasta mi orilla sin borrarme una sola huella.
Quizá no conocía las profundidades de mi propio mar y me quede tranquila pensando que ya todo lo sabia.
Me gusta lo oscuridad, así no se notan tanto las imperfecciones del alma, así el dolor pasea en silencio por los cuartos, invistiendo cada detalle con su propia pena, cantando canciones de cuna tan profundas que a veces no nos dejan despertar. Me gusta la oscuridad por que en ella la tristeza sale en forma de lágrimas.
Pero viene la ciudad y los ruidos y la gente y la luz de ese sol que no abriga, para no hacer mas que dejarnos desnudos frente a las miradas ajenas y la inmensa sabiduría que creen cargar en las espaldas.
Y que pueden saber mis rodillas quebradas... y que puedo decir con la mente cansada, nada, sonrío, claro gesto de un disfraz que apenas abriga, aunque mi alma sedienta de calor tirite en el infierno mas frío.

1 comentario:

Daniel Fares dijo...

me robaste las palabras que tenia para esta noche... La oscuridad. La fragilidad oculta en algunos demonios que sonrien falsamente con el alma atada a su instinto de supervivencia.